
-Tu sabes demasiado, igual que ese estúpido bardo. Por lo visto la reina descubrió que Kendal le había hablado antes sobre su reino y eso a la reina no le gustó nada. Al cabo de un rato, cuando los efectos del vino ya empezaban a disminuir entraron dos personas en la celda, una de ellas se agachó y enrrolló algo en el nacimiento de las alas de Ahriel. Nadie en su vida en el palacio se habría atrevido nunca a tocarle las alas a Ahriel pero el desconocido lo hizo y esa sensación no le gustó nada pues lo que le enrrolló le hacía daño y le quemaba la piel. Cuando ya pudo levantarse descubrió que lo que le había puesto el desconocido era un cepo para que no pudiese volar. Enseguida le entró sueño y se durmió. Al cabo de mucho tiempo se levantó y vio que ya no se encontraba en la celda sino en una horrible roca llena de barro, todo en general estaba lleno de barro el aire era nauseabundo y ella estaba sucísima. Estaba lloviendo y se dijo que lo mejor sería buscar algún refugio para no mojarse. Pasado un buen rato encontró una cueva y se dijo que ese era un buen sitio. Cuando ya el sueño empezó a vencerle unos tentáculos se enrollaron a su piel y la arrastraron hasta una boca llena de babas y de barro. Se intento liberar como pudo y huyó pero distinguió a ver la casa que le había agarrado, era un gusano viscoso y repugnante y su cabeza estaba totalmente deformada. A final se dejó caer en un charco y pedió el conocimiento. ¿A dónde habría ido a parar? ¿Sobreviviría? Eso se puede descubrir leyendo Alas de fuego, a mi me ha gustado muchísimo.
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